Nació el 18 de
febrero de es un fotógrafo estadounidense que acredita su fama y su singular
mirada a la falta de educación formal como fotógrafo, es uno de los máximos
exponentes de la fotografía conceptual y filosófica. Su obra fotográfica
destacó en los años setenta por sus secuencias y la incorporación de textos
como elementos de las fotos. Se le considera uno de los principales
representantes de la fotografía conceptual y filosófica. En 1958 hace un viaje
a Rusia y se propone retratar a todas las personas que se encuentra. Esta
situación le crea problemas con el gobierno americano ya que existía tensión
por la guerra fría. A partir de esta experiencia se dedica con intensidad a la
fotografía. Ha trabajado en diferentes campos de la fotografía comercial
colaborando con prensa, revistas, como Esquire, Vogue, Mademoiselle, ... y en
la edición del trabajo gráfico de algunos discos musicales. También ha recibido
premios por su obra en Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.
Casi siempre
sus imágenes se construyen como una reflexión metafísica sobre la condición
humana, el sexo, el humor o la violencia, para la que se sirve de su propio
cuerpo y su rostro. Una
técnica que perfiló aún más en sus trabajos a mediados de la década de los 70
al incluir pequeños manuscritos en las copias para reforzar su significado.
Fabrica la realidad antes de
mostrarla subjetivamente Cuando Michals toma la cámara para dejar la publicidad
de lado, se apodera de él el impulso de la intriga, y la inspiración para hacer
de la fotografía la visión de sus sueños, temores y deseos. Empleando la
técnica de la doble y triple exposición, y escribiendo textos o pintando
directamente sobre el papel fotográfico. Con
la sucesión de imágenes que constituyen una secuencia, Michals consigue desarrollar
discursos sobre todo metafísicos, apoyándose en escenarios desnudos. A quienes
le han acusado de servirse de esta técnica para desfogarse de su deseo de hacer
cine, Michals les responde que las fotosecuencias son al cine lo que la poesía
a la novela: una sintaxis completamente diferente. Su trabajo además de ser
influenciado por el surrealismo también fue por el budismo Zen. A René Magritte
lo fotografió varias veces. Fue una serie realizada en una visita de varios
días a su estudio en Bélgica. La incisiva mirada de Michals penetra en el
ámbito privado del famoso pintor dando como resultado una extraordinaria
sintonía visual con el universo personal y simbólico de Magritte. Sus imágenes
tratan de fantasías eróticas, humorísticas, muchas veces violentas, de
ocurrencia espontánea, utilizaba luz natural y muy poco equipo técnico. En
ocasiones sus imágenes son borrosas que dan a conocer historias fantasmales y todo lo que tiene que
ver con lo misterioso.
Nuestro comentario personal , es que es muy buena porque
tiene esa capacidad de narrar una historia con mucha facilidad por medio de una
secuencia de imágenes que nos ayuda a entender que es lo que pasa en esta situación,
y es como un registro de la realidad lo
que el tendía a hacer con la secuencia de imágenes y nos parece que el logra
plasmar de manera muy concreta lo que hay mas allá de una simple secuencia, el
nos logra mostrar mas allá de la realidad. Y como suele mostrar en algunas
secuencias la violencia que se presenta me parece que en esta secuencia para
nosotros pudo lograr trasmitir un mensaje sobre la reflexión que se debe hacer
y sobre todo lo que el podía y quería expresar con la secuencia de fotos que a
medida que tenemos tiempo de analizarlas nos vamos dando cuenta de la
historia o más bien de cada parte de la
historia a la que aporta cada fotografía. Sobre decir que nos gusto mucho
porque demuestra que en poco tiempo se puede narrar una pequeña historia pero
generando esa sensación de reflexión en cada persona que la ve .
Trabajo realizado por: Dayana Ramirez Mora
Sergio Ayala
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