Género y diseño
Escrito por: Alma Martínez.
Publicado en: http://foroalfa.org/articulos/genero-y-diseno
Escrito por: Alma Martínez.
Publicado en: http://foroalfa.org/articulos/genero-y-diseno
La importancia de incluir la perspectiva de género dentro
del ámbito del diseño, tema fundamental para resolver problemas de inequidad
entre las personas.
Incluir la perspectiva de género dentro de la disciplina del
diseño, debe considerarse fundamental para resolver problemas de iniquidad que
existen entre hombres y mujeres. Los estudios de género tienen, entre sus
objetivos, producir investigación específica desde una visión multidisciplinar,
de igual manera que sucede con los estudios sobre diseño.
Al hablar de género, se refiere a una construcción social y
cultural asignada que se genera a partir de las diferencias de los cuerpos,
focalizando en la designación de masculino y femenino. Género no es lo mismo
que sexo. La perspectiva de género es una categoría de análisis de la realidad
social, y se convierte en una herramienta de conocimiento que nos ayuda a
identificar la forma en que cada individuo simboliza y construye su realidad,
tal como sucede con el diseño. La diferencia es que el primero analiza en qué
momento las diferencias se convirtieron en discriminación, desigualdad,
exclusión.
Un término asociado a género es el «feminismo», que no es un
sinónimo de éste y que, incluso, de manera equívoca se coloca como antagonista
del machismo (siendo este una conducta transgresora del hombre hacia las
mujeres), mientras que el feminismo es una corriente de pensamiento, teoría, de
la cual existen varios tipos y diversos autores.
El género es una construcción social, por lo cual la podemos
deconstruir. No pretende ser un nuevo campo de conocimiento, sino que lo retoma
de otras áreas, donde se cuestiona y se abren espacios para la discusión. Trata
de reconocer la diversidad y las diferencias. Por ello es importante que junto
con el diseño, se forme una nueva manera de reflexionar las imágenes y los
objetos que se configuran desde la academia.
En un primer acercamiento a los estudios de género, decidí
comenzar un análisis sobre cómo viven las mujeres que estudian diseño
industrial, al hacer uso y manejo de herramientas y cómo son vistas ante los
círculos que las rodean. Objetos que forman parte fundamental de su quehacer
dentro de la carrera, artefactos que conocen, usan y manejan, pero que fueron
creados a partir de una visión masculina. Antes de puntualizar la idea, haré
una breve reseña histórica sobre el papel de las mujeres en el diseño
industrial, tema que ya ha sido abordado por diversas teóricas e historiadoras
del diseño.
Toda vez que el número de alumnas crecía muy rápidamente en
la Escuela de la Bauhaus, en 1921, el director de centro Walter Gropius
recomendó una prueba de ingreso más severa para las chicas, con el fin de
limitar su número y evitar así experimentos innecesarios. (Extraído de la
Circular del Consejo de Maestros de la Bauhaus del 15 de marzo de 1921)
En la Bauhaus, aunque considerada una escuela de artes
aplicadas reformada, existían ciertas ideas en cuanto a que la práctica
artesanal era femenina y que la técnica y el diseño eran masculinas. Con los
años, la matriculación de mujeres bajó de manera considerable. En el primer
curso de 1919-1920 había 51 mujeres matriculadas frente a 61 hombres. En el
curso de 1932-33, el último, había 17 mujeres frente a 125 hombres.
Ya para las décadas de los cincuenta y sesenta, en Europa
—nos dice Isabel Campi—, la escuela más destacada fue la Ulm1, donde estudiaron
26 mujeres, pero en libros de historia oficiales, destacan pocos personajes
como Jutta Ohl, más por el hecho de ser esposa de uno de los profesores más
influyentes. Aunque en este periodo las estudiantes no se sintieron
discriminadas, según una investigación sobre las mujeres en Ulm, solo 10
concluyeron sus estudios. Muchas de ellas, se casaron con compañeros o
profesores, por lo cual sacrificaron su creatividad por la familia. Entre las
estudiantes destacadas encontramos a María Aurora Campos, primera diseñadora
mexicana industrial graduada.
En el caso mexicano, el diseño industrial comenzó con un gran
auge precisamente por una mujer; Clara Porset, aunque de origen cubano, su gran
desarrollo profesional lo consiguió en el país, influenciada por los grandes
maestros y maestras de la Bauhaus y por la cultura mexicana, logrando generar
un estilo que combinaba una estética moderna con un toque prehispánico.
En 1964, la revista I.D, especializada en el tema, comenzó a
lanzar hipótesis sobre la baja presencia de estudiantes mujeres de diseño
industrial. Entre las ideas, sostenían que cuando se casaban, abandonaban la
carrera y que no se les inculcaba el gusto por esta disciplina de tipo técnico,
y además, los empresarios se rehusaban a contratarlas por no generar conflictos
con los varones. Sin embargo la revista también destacaba que había muchos
empleadores que contrataban diseñadoras para dar un toque femenino a los
objetos.
A diferencia de otras áreas como el diseño gráfico o el
diseño de modas, en diseño industrial la presencia de las mujeres en la
academia es menor, ya que por ser una disciplina en la cual se involucran
asignaturas que implican el uso y manejo de herramientas (actividad vinculada a
las destrezas masculinas), en pocas ocasiones se relaciona con conductas
femeninas, que ciertos sectores dan por hecho que es una habilidad que
desconocen por el solo hecho de ser mujeres.
El caso de la FES Aragón2 tiene sus particularidades, ya que
en este campus de la UNAM, el trabajo sobre objetos es mayor en comparación con
otras instituciones y campus, existiendo más asignaturas y proyectos en cada
una de ellas que implican el uso y manejo de herramientas de manera recurrente
durante toda la carrera.
En 1976 ingresaron 10 mujeres (respecto a 41 hombres); para
2010: 50 mujeres (respecto a 60 hombres). Actualmente se encuentran inscritas
165 mujeres. Desde entonces han pasado 700 mujeres y 1951 hombres (en los
últimos años son más las mujeres las que se reciben).
El análisis busca identificar y explorar a partir del método
de las representaciones sociales la visión de las estudiantes de diseño
industrial, al hacer uso y manejo de herramientas. Contrastar posturas para
poder generar un debate e incluir la perspectiva de género de una manera
transversal en el plan de estudios de la carrera, tanto en el perfil de las
egresadas, como en los proyectos que se desarrollan dentro de los talleres de
diseño industrial primordialmente. La investigación se centra desde el debate
de lo femenino y masculino como categorías de análisis.
En el ámbito del diseño industrial, la perspectiva es
totalmente masculinizada, se habla de un buen diseño y por ende de un buen
diseñador, pocas veces se habla de una buena diseñadora. La referencia ha sido
masculina; entre profesores, personajes históricos, y profesionales
reconocidos, predominan los varones. Además, la entidad más importante para los
diseñadores es el «usuario» y aunque existe el término «usuaria», entre los
diseñadores pocas veces se aplica.
Mi primer hipótesis es que si las herramientas están
diseñadas para ser utilizadas por varones, entonces, la relación y perspectiva
que tienen las mujeres al hacer uso de ellas asume indudablemente una postura
diferente. Dentro del diseño de la investigación, realicé un primer
cuestionario a 50 alumnas; 18 de tercer semestre, 14 de quinto y 18 de séptimo.
Del resultado, comparto una sección que expuso algunas vivencias de las
estudiantes:
«Cuando voy a comprar algún material ya sea a la ferretería,
maderería o el simple hecho de ir a comprar una pintura, la mayoría de las
veces hay hombres que te tratan como si no supieras nada […] También me ha
pasado que no me atienden hasta el final». (Alumna de tercer semestre)
«Un día que iba en taxi y el conductor me preguntó qué
estudiaba, a lo que yo contesté: diseño industrial y él respondió: ¿Eso no es
para hombres?». (Alumna de tercer semestre)
«Cuando he tenido que ir a manufacturar, en especial en la
herrería, me han ignorado hasta que llevo la compañía de mi papá». (Alumna de
quinto semestre)
«En una ocasión cuando fuimos a preguntar unas dudas […] de
cierta forma a mí me ignoraba y sólo le daba la explicación a mi compañero».
(Alumna de séptimo semestre)
Hasta el momento podríamos comprobar que la primer hipótesis
resulta cierta. Incluso pareciera que la idea de herramienta fue tan solo un
pretexto para mostrar la incomodidad de un sector femenino estudiantil, que
reflexionó sobre las representaciones sociales que tienen por el hecho de usar,
manejar y conocer objetos que culturalmente han sido asignados a hombres.
Los objetos significan muchas cosas, hablan de nuestros
gustos e intereses, han estado siempre presentes en la historia de la humanidad
y de ellos podemos especular sobre la edad que tenemos, a qué grupos sociales
pertenecemos y de qué países somos. Pero también, los objetos de diseño asignan
roles de conductas masculinas o femeninas.
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